Dando un paseo...

Decidí dar un paseo después de haberme puesto a limpiar la biblioteca. Era de noche, y el lugar estaba bastante trankilo. Me gustaba la idea de estar en un sitio relajada. Me sentía agusto, sentía ganas de cantar. Como si mi pensamientos hubieran alertado mi voz, me puse a tararear una melodía que componía según la marcha, siempre ke cantaba me trankilizaba...

Oí la melodia, me gustaba, era un dulce sonido que emanaba de la propia alma. Comencé a seguir el ritmo yo también, era pegadizo, y me gustaba como sonaban nuestras voces al unísono.

Al rato una segunda voz se unió ala mia...
-¿Pero qué?- pregunté mientras mirada el lugar de donde procedía la voz. Y lo que ví me dejó impactada, era un fantasma, como él. Me miró dulcemente, y me incitó con la mano a continuar con la balada. Lo primero que pensé fué echar a correr y pedir auxilio, pero ella era distinta, no parecía enfadada sino...Cómoda.
-¿Quien eres?- pregunté tartamudeando.

Esperé un rato, hasta comprobar que la niña no tenía la más mínima intención de seguir cantando. Entonces respondí.
-Antoniette- dije resuelta, esperé unos minutos más para comprobar si se volvería a poner a cantar, pero no la vi que tuviera toda la intención- ¿No continuas la cancion?

-¿Me mataras si no lo hago?- no estaba siendo sarcástica, sino que era lo único que se me pasaba por la cabeza, estaba aterrorizada- Si lo haces... Gritaré hasta que venga alguien.

Su respuesta me hizo gracia, no pude evitar sonreír. Se la veía tan aterrorizada, que daban ganas de pegarle un susto de verdad.
-Grita todo lo que quieras- dije en tono amenazante- nadie te oirá, puedo kitarte la voz si lo prefiero- estaba bromeando por supuesto, los fantasmas no éramos dioses, pero ella se lo estaba creyendo- así que canta, o si no...

¿Podían robar la voz a los humanos? Cielo santo, eran verdaderos demonios. No me quedaba otra, aunque no sabía si fiarme de su palabra, tal vez me mataría igual... Me miró furtivamente y las notas empezaron a sonar solas en mi voca. Ella continuó escuchando ahí sentada, como una cría pequeña a la que le cuentan un cuento. Al rato cuando llegué al estribillo ella me acompañó. Al principio sentía miedo, pero pasados unos minutos, me sentía agusto, ella no me emitía ese frió tan horrible que me transmitía él. Ella era distinta...

Había algo en ella que me agradaba, nunca me había acercado a un humano, pero ella me atraía, me sentía agusto a su lado, y su voz... Hacía que me sintiera viva de nuevo.
Cuando acabamos la canción, ella me miró ocmo si la fuera a crucificar, no pude evitar sonreir de nuevo.
-No puedo quitarte la voz, solo lo dije para que siguieras cantando- me miró como si fuera el diablo y la hubiera utilizado- Me gusta tu voz eso es todo, siento haberte asustado.

La miré y la sonreí. No parecía mala, sino todo lo contrario. Ella me devolvió la sonrisa, y por un instante, dejé de tener miedo. Era extraño hablar con un fantasma, pero aquello resultó agradable.
-Eres una buena corista-dije- cuando kieras podemos volver a cantar otra cancion ^^