De vuelta, y algo cambiado. (Monique)

Era de noche, y practicamente me había infiltrado en Medianoche. La cosa no iba bien, todo se había complicado demasiado. Y lo peor era que no estaba seguro de hasta que punto de éso había tenido yo la culpa. Había un profesor de guardia...Mierda, tenía que llegar hasta la habitación de Carl sin ser visto. Pero olia demasiado a sangre. Ése maldito profesor me olería, todo vampiro olería aquello. Y estaba débil...Muy débil, tenía los sentidos atrofiados, la cabeza me daba vueltas, necesitaba descansar...¡Que diablos! Necesitaba un milagro. El profesor se acercaba por momentos hacia donde estaba, estaba presintiendo algo, le estaba llegando mi olor, y en el momento en el que me moviera, él lo notaria. Pero no podía quedarme tampoco allí, me descubriría de todos modos. Me quité la chaqueta de cuero y la dejé en el suelo, el profesor estaría desoncertado con dos olores provenientes de lugares distintos. Ahora sólo necesitaba salir de ése lugar. Entonces sigilosamente me arrastré por detrás de los setos, y llegué hasta el otro extremo del patio. Con un poco de suerte llegaría a los pasillos. Pero entonces algo se movió a mi lado, no era el profesor que estaba de guardia, sino otra persona. Debió de notar mi presencia, porque parecí que iba a decir algo. Pero por suerte le agarré del brazo a tiempo de que abriera la boca, estaba todo oscuro y no veía bien.
-Por favor...- esbocé ya que no me salían las palabras lo suficientemente bajas para que nadie mas me ollera- no digas nada...
Cada vez estaba más cansado, y la herida no mejoraba en absoluto mi estado.

Sentí un tremendo alivio cuando dijo que estábamos en el mismo barco. Ya que la tensión se me estaba acumulando en la espalda, llevaba ya horas en una constante tensión. Me ofreció su ayuda, y lo primero que pensé fué en negarla. Sobre todo porque estaba herido y ella era humana. Y porque su olor me estaba embriagando, y necesitaba beber sangre.
Pero tenía que salir de allí, necesitaba ayuda, tenía que llegar a la habitación de Carl, tenía que contarle lo que estaba sucediendo...- Ese cabrón tiene el patio bien vigilado, está justo donde la puerta...- casi me costaba decir algo coherente- tengo que llegar al piso de arriba...Pero tengo problemas para caminar.- Y sobre todo tengo problemas para pensar con ése olor que llevas encima, pero es algo que era mejor no decir. La miré de nuevo, mientras me tapaba la herida con la mano, tenía la piel de alrededor de la herida con astillas de una estaca, no quería que sacara conclusiones- Te agradecería en el alma, si me ayudaras a llegar al piso de arriba.

Asentí ante la idea, y me apoyé en ella para que me fuera guiando. Sería un milagro que llegáramos al piso de arriba sin ser descubiertos, sobre todo después de que el profesor oliera la sangre y supiera que había algo ahí. Y si nos descubrieran, no sólo estaría en serios problemas, sino que ella también. Siempre acababa arrastrando a alguien conmigo, y me empezaba a sentir mal por haber aceptado su ayuda. La boca me sabía a metal, no me extrañaba, la estaca me había perforado el vientre. Ella me ofreció su sueter , y me tapé la herida con el- gracias...- logré decir a modo de susurro. Entonces ella me dirigió hacia la puerta. Cierto era que me había movido, pero no lo suficientemene lejos como para no oir la puerta si se abria- Tengo un mechero en el bolsillo derecho- le susurré, puesto que se me había ocurrido una forma de despistarle- es automático, enciéndelo y tiralo al suelo- ella me miró como si estuviera loco, como si fuera a incendiar la escuela- esto sólo tiene dos matorrales y en cuanto él se dé cuenta lo apagará- era un vampiro, y de los viejos, lo apagaría después de asustarse y seguro que con bastante destreza- nos servirá para abrir la puerta y para que no esté tan pendiente.- aunque tendré que despedirme de ésa preciosidad de encendedor.

-Llevo años sin venir, y ése mechero lo compré ésos años que estuve fuera de Medianoche- y éso que te grababan tu nombre en la plata del mechero, por suerte dije que no- Nadie sabe que es mío, sólo yo y ahora tú- la herida se me había abierto y ahora estaba goteando contundentemente, ya casi podía sentir el sonido de las gotas al caer. Desde cuando eran tan fuertes... Siempre habían sido más déviles, aquello resultaba extraño y mortificante. POrque entonces estaríamos en un gran apuro, todos los vampiros.

La cabeza me había empezado a dar vueltas y las voces tenían su propio eco. Dios que mala señal. Necesitaba sentarme, sentía que me iba a desplomar de un momento a otro. Esa estaca me la habían clavado bien.- Necesito sentarme un segundo...- dije mientras la soltaba para caerme al suelo. Fuí descendiendo poco a poco, ya que mi espalda refrenaba la caida contra la pared- Como no seas hulk y me lleves en brazos hasta arriba, jamás subiré- esbocé, casi igual que cuando uno se emborracha y ya no sabe ni donde esta. Miré las escaleras y casi se me ponen los ojos en blanco. Maldita sea.- Estoy perdiendo mucha sangre...- admití bastante molesto, por haberme dejado vencer- Necesito sangre...- ya me daba igual lo que ella pensase, me estaba muriendo, y lo estaba notando. A la mierda las normas de Medianoche, todo era por culpa de esa maldita academia.

Le miré fijamente, o eso intenté, aunque no estaba muy seguro de que tipo de cara estaba poniendo en ése momento- No hace falta ser enfermera para darme sangre- musité a modo de suspiro, no sabía como decirle aquello sin que le pareciera molesto y echara a correr, pero no sabía cuanto tiempo más estaría consciente- Soy un vampiro- vale, ya estaba dicho. Que me creyera oh no era problema suyo, aunque según mi estado no era de pensar que estuviera bromeando, el profesor no tardaría en apagar el fuego y olernos hasta aquí, solo Carl podría salvarnos de ésta- Me alimento de sangre para vivir- bueno leso sobraba, pero igual era mejor dejarlo todo claro- No saldre de esta si no bebo sangre- esa era un indirecta más que directa, aunque hacía mucho tiempo que no probaba la sangre humana.