Un aburrido día de clases se cura con... un rato en el patio. Genial idea. Bajé las escaleras a toda prisa, y cuando estaba la escalera a unos metros del piso, dí un salto, y comencé a correr entre los pasillos. Cuando iba a salir, habían un par de profesores, por eso comencé a caminar lentamente. Cuando entraron, fuí corriendo de nuevo, aminoré la corrida y me senté en unas bancas, al lado de unas flores. Suspiré, tomé mucho aire como para calmarme, y comencé a jugar con los dedos. Luego noté una presencia. Un chico de facciones musculosas, pero bastante bonito, se estaba acercando.
_Hola.- Me dediqué a decir mientras alzaba la cabeza y corría con una mano, con varios movimientos los cabellos chocolate de mi cara.