INGLATERRA Viaje de "estudios" (Edgar)+18

Parecía un crío pequeño al que estaban alentando. Me quedé quieto disfrutando de sus caricias, ya que me estaba tocando el pelo. Me gustaba despeinado, iba más con mi look. Y me era muy sencillo peinármelo, ya que sólo me lo despeinaba un poco con las manos y listo-Bueno, nose si lo sabías pero mi autoestima es demasiado alta. No pasa nada porque me la baje un poco- luego le agarré las manos y las junte con las mías- Y a propósito... Nunca te he preguntado... He decidido darte el tiempo que necesites para pensártelo. ¿Quieres vivir eternamente conmigo Bella? Porque si quieres seguir siendo humana...Yo lo aceptaré.

Compartí su alegría, ya que me alegraba que mi pregunta no le hubiera resultado incómoda. Todos los vampiros que conocía estaban disgustados por ser lo que eran. Quería darle a Bella la oportunidad de elegir- Pero debes saber algo antes- dije cambiando mi expresión, ya que esto podría hacerla replantearse su respuesta- Ser vampiro no es tan sencillo- Tomé una bocanada de aire ya que ahora llegaba decir las desventajas de ser un vampiro- No todos controlan su sed, y...No pueden tener hijos. Las vampiras no pueden gestar bebés vampiros. Aparte también está el problema de que no soportarás muy bien el agua que esté en movimiento...Y por la mañana el sol te molestará bastante.

Sabía que no le iba a gustar, tal vez debería de haber elegido otro momento para decírselo. Pero era mejor que supiera la verdad de antemano. Para que pudiera pensar detenidamente lo que en realidad deseaba. La atraje hacía mí y la besé la frente, sabía lo que era para las mujeres tener una familia. Había rechazado esas proposiciones montones de veces, y ahora me sentía culpable por ello- Puedes seguir siendo humana si lo deseas Bella...- fuí apagando la voz según me iba imaginando en cómo la pasaría cuando ella ya no estuviera. Y no me gustó el resultado, pero yo no era el que decidía- Pero no podrás tener un hijo mío.

No sabía muy bien que responder a eso. Dejar de fumar no le llegaba ni a la suela de los zapatos a renunciar a tener descendencia. Serí lo mismo que renunciar a tener una familia completa- Hay una forma de tenerlos...- no sabía muy bien si contarselo. Ya que me informaron de ello hacía tiempo y no siempre era buena idea- Pero no creo que te guste. Y nose si me gustara a mí.

¿Cómo decirle a tu novia que los fantasmas existen y son aún más siniestros que nosotros? No era la persona más indicada para contar algo tan complejo y en el que se necesitara tanto tacto- Nose como decirte esto...- la miré a los ojos, se trataba de Bella, sabía que yo era una persona bastante torpe para los temas sensibles- Existen los fantasmas, y se puede llegar a un trato con ellos...- No sabía si continuar, ni yo mismo sabía si habían acabado bien los tratos con fantasmas.

Busqué las palabras más adecuadas, no era un tema fácil de explicar- Los vampiros, perdemos algo muy importante cuando nos convertimos...-Después de todo era bueno contárselo, porque ella también lo iba a perder- El alma- hice una pausa y luego seguí- Los fantasmas lo que pierden, es el cuerpo. Ambos nos llevamos mal en todos los aspectos. Pero para poder crear un ser vivo, necesitamos unirnos. Para ello hay que llegar a un trato con los fantasmas. Para que le proporcionen a la criatura ésa ánima.

-No losé- le dije sinceramente, ya que jamás había llevado a cabo tratos con fantastamas- Hay vampiros que lo han hecho, pero yo no me fiaría de los fantasmas. A saber que piden a cambio de dar vida a un pequeño vampiro- La observé, estaba asimilando toda la información, ya que era dificil de procesar así como asi- Es una idea disparatada, nose como se les ocurre negociar con ellos. Seguro que no llevan a nada bueno.

No tenía planes de futuro. De hecho, no me importaba no tener hijos. No se me daban bien los críos, ni las mascotas. Sólo alborotaban y se volvían pesados, eso era todo. Mi futuro era más bien oscuro. No podía desear nada en el , poque me era totalmente extraño. No podía morir, y por lo tanto lo que me pasara me era siempre indiferente, siempre podía ser lo que yo quisiera. Y había decidido ser un don nadie- Siempre podemos adoptar- dije no muy convencido, ya que no soportaba a los niños. E imaginarme tener una maquina de crear estres en mi vida, me era imposible.

Asentí, puesto que acababamos de empezar a salir, y era un tema de conversación bastante precipitado. Acepté el beso en la mejilla con gusto, y le sonreí a cambio.- Ya tendremos tiempo para pensar en ello, aún tengo que arreglar muchas cosas- demasiadas cosas, díficiles de arreglar-Lo que me gusta de Inglaterra es que el sol no abunda. De hecho cuando me expongo a él me debilita y me siento algo irritado. Como cuando te pica un pie y no te puedes rascar.

La esperé, mientras miraba a la gente pasar. Resultaba entretenido. Su vida podría acabarse en cualquier momento, y no se preocupaban por vivirla al máximo. Sólo les importaban cosas estúpidas que no le darían ningún sentido a sus cortas vidas. Entonces Bella volvió, y me quedé de piedra ante su proposición. Casa igual familia. Familia igual a padres. Padres igual a suegros. Suegros igual a peligro. No sabía lo pálida que era mi piel, pero en ése momento debía de estar como la cal. Sentí un sudor frío recorrer mi médula espinal- ¿Está vacía?- le pregunté, mirándola algo extrañado.

No quería resultar tan patético como la última vez. Pero nunca había tenido una novia, y no sabía como actuar ante sus padres. Ella me miro de tal modo, que me sentía culpable- Está bien- dije algo inseguro. Serían mis futuros suegros, y ni siquiera iba vestido para la ocasión ni nada- Sólo espero no causar mala impresion.

Respiré hondo y luego aspiré todo el aire que pude antes de contestarle. Concentrarme en respirar me tranquilizaba. Luego la miré a los ojos, y me relajé- Si, deben de saber a quien odiar- era un hecho, sobre todo cuando la apartara de sus vidas. Para convertirla en un ser distinto. Siempre y cuando ella lo deseara. Ningún padre querría el tipo de peligro que ella correría al decidir estar conmigo.

-¿Querían que estuvieras con un chupasangre adicto al tabaco?- le pregunté sarcástico. Ella me miró desaprobadora. Y entonces cerré la boca. Siempre me decían que era un bocazas, y ahora me arrepentía de ello. Avanzé a su lado como un niño bueno, sin rechistar. Hasta que llegamos a la puerta de su casa. La miré del suelo hasta el tejado.- Es enorme- opiné ebobado. La verdad es que tenía bastante dinero pero siempre vivía en los barrios bajos de todas las ciudades. La alta sociedad no estaba hecha para mi.